Dolores Ibárruri Gómez: "La Pasionaria", Símbolo de Lucha y Resistencia
Dolores Ibárruri Gómez, conocida popularmente como "La Pasionaria", fue una destacada política española nacida en Gallarta, Vizcaya, el 9 de diciembre de 1895, en una familia obrera de mineros. Su vida y legado están estrechamente vinculados a la lucha por los derechos de los trabajadores, la defensa de la República durante la Guerra Civil Española y su liderazgo en el Partido Comunista de España (PCE), donde llegó a ser la primera mujer en dirigir un partido político en España, marcando un hito en la historia política del país.
Desde joven, Dolores mostró un profundo compromiso con las causas sociales, influenciada por la difícil situación económica de su familia y las duras condiciones laborales de los mineros vascos. A principios del siglo XX, cuando las ideas marxistas comenzaban a ganar fuerza en Europa, Ibárruri se convirtió en una ferviente defensora de los derechos de los obreros y los más desfavorecidos. Su apodo "La Pasionaria" refleja la pasión y el ardor con los que defendía sus ideales revolucionarios y comunistas.
Su irrupción en la vida pública coincidió con tiempos turbulentos para España. Durante la Segunda República (1931-1939), Dolores emergió como una de las voces más influyentes del PCE, consolidándose como una figura crucial en la defensa de la República y en la resistencia al golpe militar que dio lugar a la Guerra Civil en 1936. Su famoso lema "¡No pasarán!" resonó durante la Batalla de Madrid, convirtiéndose en un símbolo de resistencia frente al avance de las fuerzas franquistas.
Tras la derrota republicana en 1939, Ibárruri se exilió en la Unión Soviética, donde continuó su lucha desde el extranjero. Durante su exilio, entre 1942 y 1960, fue elegida Secretaria General del PCE, siendo la primera mujer en liderar un partido político español en una época donde la política era un terreno dominado casi exclusivamente por hombres. A pesar de las dificultades, mantuvo su compromiso con la causa comunista y siguió siendo una figura relevante en la política europea y mundial.
En 1960, Dolores dejó la secretaría general del PCE, pero permaneció activa en la política como presidenta del partido hasta su muerte en 1989. A su regreso a España, tras la muerte de Franco en 1975 y la transición democrática, fue recibida con entusiasmo por sus seguidores. En 1977, tras décadas en el exilio, fue elegida diputada en las primeras elecciones democráticas en España, reafirmando su influencia en la política del país.
El legado de Dolores Ibárruri va más allá de su figura como dirigente política. Fue una defensora incansable de los derechos de los trabajadores, una luchadora antifascista y un símbolo de la resistencia. Su vida estuvo marcada por las batallas ideológicas, la represión, el exilio y la esperanza de un mundo más justo.
Murió en Madrid el 12 de noviembre de 1989, dejando un legado imborrable en la historia contemporánea de España y una inspiración para las generaciones futuras que buscan igualdad y justicia social.
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