
La Leyenda de Story, la Dama del Agua
En las profundidades del vasto Océano Azul, existía un mundo mágico, iluminado por el suave resplandor de sus habitantes: las Narf. Las Narf eran criaturas etéreas, hechas de agua y luz de luna, y su propósito era uno solo: cuidar de las historias. No de los libros, sino de las historias que hacían vibrar los corazones de los humanos.
Cada cien años, una Narf muy especial, llamada la Story, era elegida para una misión. Debía viajar al mundo de los humanos y buscar a un alma solitaria, a la que le contaría la historia más importante de todas. Una historia que, si se compartía, tendría el poder de curar la tristeza y la soledad en todo el mundo.
Una noche, en un edificio de apartamentos en una ciudad ruidosa y gris, vivía un hombre llamado Leo. Leo se sentía tan solo que a veces creía que era invisible. Su trabajo era reparar todo lo que se rompía en el edificio, y eso, pensaba, lo hacía más invisible aún. Una tarde, mientras limpiaba la piscina del edificio, vio algo que lo hizo detenerse en seco. Del agua emergió una figura, como una ola que había cobrado vida. Era una Narf, la Story. Su piel brillaba y sus ojos eran tan profundos como el mar mismo.
La Narf se presentó como Story. Le explicó a Leo que había sido enviada, pero que para regresar a su hogar en el Océano Azul, necesitaba ayuda. No cualquier ayuda, sino la de personas especiales en el edificio, cada una con un papel único en su leyenda.
"Necesito que encuentres a El Guardián," susurró Story. "Alguien con el corazón lo suficientemente puro para protegerme."
Leo, sintiéndose el hombre más ordinario del mundo, se dio cuenta con asombro de que él era el Guardián. "Pero, ¿por qué yo?" preguntó, sin entender.
"Porque tú has estado solo, y la soledad te ha enseñado a ver lo que otros ignoran," respondió Story.
La misión no era fácil. Mientras Leo y Story se unían, un peligro acechaba en las sombras. En la tierra vivían los Scrunt, criaturas oscuras y espinosas, que odiaban la luz y la alegría. Su único objetivo era evitar que la historia de la Narf fuera contada, porque temían que el amor y la esperanza pudieran acabar con su oscuridad.
Con la ayuda de Story, Leo comenzó a buscar a los demás personajes de la leyenda. El primero fue El Sanador, un doctor jubilado que vivía en el piso de arriba, con un espíritu sabio y gentil. Luego encontraron a El Intérprete, un joven que pintaba murales en la pared de su apartamento y que podía "leer" las historias en las formas y los colores. El Símbolo, era un pequeño perro que siempre estaba solo, pero que era fiel hasta el final, y que representaba la guía que los llevaría de regreso.
Con el tiempo, las personas del edificio, que al principio eran extraños entre sí, se unieron por un objetivo común: proteger a Story y ayudarla a volver a casa. Los Scrunt se volvieron más audaces, pero la luz que emanaba de la unión de todos era más poderosa. Descubrieron que la historia que Story había venido a contar era la de la comunidad: cómo las personas, al unirse, podían superar cualquier obstáculo.
El día de la partida, el cielo se llenó de un brillo mágico. El Océano Azul se abrió, como si una puerta invisible apareciera en la piscina. Story, con una última mirada llena de gratitud, sonrió.
"La historia ha sido contada," susurró. "Ahora, el resto depende de ustedes."
Y así, mientras Story se disolvía en la luz, las personas en el edificio ya no se sentían solas. Habían aprendido que no importa qué tan ordinario te sientas, puedes ser parte de algo extraordinario. Y que la historia más importante de todas, es la que creas junto a otros.
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