viernes, 25 de octubre de 2024

El ídolo y presidente xeneize que el miércoles le puso el cuerpo y se interpuso entre la policía y los hinchas de Boca en plena platea

 



Solo hace falta un acto como este para darnos cuenta de cuán cruzados por la violencia estamos. Cuando dos personas se pelean en la calle, el resto pasa indiferente o toma partido por uno u otro, pero es difícil que alguien intervenga. Todos parecen tener derecho a gritar e insultar, no por el placer de la libertad, sino para descargar su enojo. La metáfora del barco viene a mi mente y me dice: si este bote está lleno de violencia, ¿quién llegará a las costas?

El gesto de Juan Román Riquelme, quien se interpuso entre la policía y los hinchas en el estadio, es un recordatorio de que, aun en medio de un caos que parece insalvable, queda algo dentro de nosotros capaz de rescatarnos; no todo es anomia. Riquelme no solo evitó un enfrentamiento mayor, sino que mostró cómo el deporte, ese espacio donde buscamos desahogo, necesita también de quienes ponen el cuerpo para que la violencia no lo convierta en un lugar peligroso. Saludo este gesto de intervención, pero me aterra que solo sea uno el que se atreva a hacerlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

nos intersa tu opinion