El conflicto central: Identidad y estatus social
En ¡Qué asco de vida!, Goddard Bolt, interpretado por Mel Brooks, acepta una apuesta para vivir como mendigo durante 30 días sin revelar su verdadera identidad. Este experimento provoca una crisis existencial que refleja los principios fundamentales del pensamiento lacaniano: El significante y la identidad: Según Lacan, nuestra identidad está ligada a los significantes sociales. Cuando Bolt pierde su riqueza y posición social, se convierte en un "sujeto barrado" , dividido entre su antigua identidad y su nueva realidad. Cita destacada: "El sujeto es un efecto del significante". En este caso, Bolt deja de ser "rico" porque la sociedad ya no lo reconoce como tal.Lo Simbólico: El poder del reconocimiento social
Anécdota: Cuando ser millonario tampoco alcanza
En una de las escenas más irónicas de la película, dos magnates —Goddard Bolt y J. Paul Getty— se enfrentan en una absurda competencia de egos. Allí, con total seriedad, comienzan a discutir quién ha acumulado más fortunas. Bolt declara orgulloso haber amasado 6.4 mil millones de dólares, sólo para ser interrumpido por Getty, que afirma tener 6.5.
Lo curioso no es la cifra astronómica, sino la forma en que discuten: como niños peleando en el recreo.
—“No tenés tanto.”
—“Sí tengo.”
—“No tenés.”
—“¡Que sí!”
Y de pronto, entre tanta riqueza y vanidad, surge una frase que rompe el absurdo con una verdad incómoda:
“La vida es extraña… tal vez porque soy más rico… pero, en el fondo, la vida apesta.”
Esta escena funciona como una sátira perfecta: demuestra que, incluso en la cima económica, la felicidad no está garantizada. Millones en el banco, pero el mismo vacío de siempre. Un recordatorio ácido y cómico de que el dinero puede comprar muchas cosas… menos sentido.
El orden Simbólico, según Lacan, representa el mundo de las leyes, el lenguaje y el reconocimiento social. En la película, este concepto se ejemplifica claramente: El rol del dinero como significante: La riqueza de Bolt no era solo material, sino un símbolo de poder y estatus dentro de la estructura social. La pérdida del anclaje simbólico: Al ocultar su identidad, Bolt pierde su lugar en el "orden simbólico", lo que lo enfrenta a una realidad desconocida y deshumanizante. Ejemplo práctico: Cuando Bolt intenta convencer a otros de su valía, descubre que sin el respaldo del "Otro" (la sociedad), su identidad carece de valor.
Lo Imaginario: Narcisismo y fantasías de poder
El registro Imaginario se relaciona con la imagen que tenemos de nosotros mismos y cómo nos identificamos con ella. En la película, esto se manifiesta en varios momentos: El mendigo que se cree rico: Este personaje encarna la "infatuación narcisista" descrita por Lacan. Aunque vive en la pobreza, su creencia de ser rico lo protege de enfrentar la realidad. La alienación del yo: Tanto Bolt como el mendigo ilustran cómo la identificación con una imagen especular puede alienarnos de la verdad de nuestra condición. Cita destacada: "La locura es un estado de infatuación narcisista". Este concepto explica cómo ambos personajes construyen ficciones para mantener una sensación de coherencia personal.
Lo Real: El choque con la indigencia
Lo Real, según Lacan, es aquello que resiste la simbolización y que enfrentamos cuando nuestras defensas imaginarias y simbólicas fallan. En la película, lo Real se manifiesta en la experiencia de Bolt en las calles: La penuria como trauma: La miseria y la exclusión social representan un choque con lo Real, algo que escapa a cualquier explicación o racionalización. Mecanismos de defensa: Bolt utiliza humor y fantasías para evitar confrontar completamente esta realidad traumática. Ejemplo práctico: Cuando Bolt debate con el mendigo sobre quién es "realmente" rico, ambos están intentando "tapar" lo Real con ficciones imaginarias.
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