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sábado, 18 de octubre de 2025

Marginalidad, resistencia y cooptación: de la emergencia de los MTD chaqueños al caso Sena Por Pablo Barreto



Resumen

El presente artículo analiza las condiciones estructurales que dieron origen a los movimientos de trabajadores desocupados (MTD) en la provincia del Chaco, Argentina, en el marco de la crisis neoliberal de los años noventa, y examina la deriva de una de sus expresiones más controvertidas: la organización liderada por Emerenciano Sena. Desde una perspectiva socio-política, se exploran los procesos de marginalidad, exclusión y resistencia que configuran el espacio social de las villas y barrios emergentes, así como la posterior cooptación y perversión de la autogestión popular en formas de control clientelar y coercitivo.

Palabras clave: marginalidad, MTD, Chaco, movimiento piquetero, exclusión social, Emerenciano Sena, caso Cecilia.


Introducción

¿Cómo se enfrenta una persona a la vida cuando ha vivido en la marginalidad? La caída en un barrio marginal es algo que nadie desea, y por eso esos barrios se asientan en terrenos que nadie quiere: tierras inundables o lugares desprovistos de interés para el capitalismo. Allí no se levantan solo viviendas; se levantan barricadas que protegen lo único que queda: la vida y el cuerpo.

En esos espacios, la solidaridad es un bien escaso y la vida cotidiana se define por la precariedad. Quien vive allí depende de redes informales, pide prestada una dirección para acceder a un trabajo o niega su lugar de residencia para evitar el estigma. La ley, para quienes habitan la marginalidad, aparece encarnada en el patrullero y el abuso de poder: un dispositivo más de disciplinamiento que de justicia.
Esta experiencia colectiva configura una subjetividad particular, una mirada sobre el Estado, la sociedad y la ley que se asienta en la desconfianza estructural.


I. Crisis neoliberal y conformación de la población excedentaria

El surgimiento de los MTD en Chaco no puede comprenderse sin considerar las transformaciones estructurales del capitalismo neoliberal. La desindustrialización, el ajuste fiscal y la precarización del empleo produjeron una masa creciente de desocupados estructurales, especialmente en el nordeste argentino.

En este contexto, la provincia del Chaco experimentó un proceso de formación de una población excedentaria, es decir, grupos humanos que quedaron fuera de las relaciones formales de producción y consumo del capital. A diferencia del “ejército industrial de reserva” marxista —que podía ser reintegrado en el ciclo productivo—, estos sectores conformaron una masa marginal, sostenida en la economía informal y en prácticas de supervivencia comunitaria.
El desempleo estructural, la falta de infraestructura y la dependencia de programas sociales delinearon un campo de exclusión duradera.


II. El origen específico del MTD chaqueño

Mientras que los MTD de otras regiones (como Tartagal o Mosconi) surgieron de despidos masivos por privatizaciones, el caso chaqueño se forjó en la confluencia entre crisis económica, catástrofe ambiental y lucha por el territorio.

a. El hito de la inundación

La inundación de 1998 en Barranqueras y Resistencia fue un punto de inflexión. Miles de familias perdieron sus hogares, revelando la vulnerabilidad de quienes habitaban terrenos inundables. La protesta de los damnificados dio origen a los primeros núcleos organizativos del movimiento piquetero chaqueño.

El “Rancho de la Dignidad”, instalado frente a la Casa de Gobierno entre 1999 y 2000, simbolizó esa nueva etapa de lucha: los desocupados y marginados reclamando no caridad, sino derechos concretos (trabajo, vivienda, salud, educación).

b. La vivienda como eje político

Las tomas de tierra y la autogestión de viviendas se transformaron en ejes de organización. Los MTD, al apropiarse del discurso de los derechos, reformularon su relación con el Estado: ya no como sujetos pasivos de asistencia, sino como actores colectivos con capacidad de negociación y presión.
La práctica del piquete —corte de rutas y ocupación del espacio público— simbolizó esa estrategia: arrebatar visibilidad y reconocimiento mediante la confrontación directa.


III. El caso Sena: distorsión de la autogestión popular

El movimiento encabezado por Emerenciano Sena se inscribe en este proceso, pero deriva hacia una forma institucionalizada y coercitiva de control político. Lo que comenzó como organización comunitaria terminó por consolidarse como un modelo de cooptación y dominación.

a. De la militancia a la empresarialización

Emerenciano Sena pasó de líder piquetero a dirigente con poder económico y político, gestionando fondos públicos y programas de vivienda. Su bastión, el “Barrio Emerenciano”, fue financiado por recursos estatales, pero administrado bajo una lógica paternalista y personalista.
El movimiento perdió su carácter asambleario y horizontal, reproduciendo las mismas estructuras de dominación que originalmente combatía.

b. La coerción como forma de gobierno

Las investigaciones judiciales por trata de personas con fines de explotación laboral, defraudación al Estado y coerción sobre los beneficiarios de viviendas sociales revelan la transformación del MTD Emerenciano en una estructura feudal.
El mecanismo central de control fue la ausencia de títulos de propiedad: las casas otorgadas eran instrumentos de subordinación. Quien desobedecía o cuestionaba podía perder su vivienda.
Este esquema pervirtió el sentido original del movimiento piquetero, sustituyendo la lucha por la dignidad por una dependencia clientelar basada en el miedo.


IV. Marginalidad, ley y subversión

En la marginalidad, la ley no se percibe como instrumento de justicia sino como imposición. Las comunidades excluidas desarrollan una forma de racionalidad política de la desobediencia: obedecer se vuelve imposible cuando la ley misma es una herramienta de opresión.
De allí la tensión permanente entre sobrevivir y resistir, entre aceptar las reglas del sistema o subvertirlas para sostener la vida.

El caso Sena expone el peligro de esa frontera: cuando la desobediencia que nace como resistencia se institucionaliza como poder, reproduce la lógica del dominador.


Conclusiones

Los movimientos de trabajadores desocupados del Chaco nacieron como una respuesta legítima y colectiva a la exclusión estructural del capitalismo neoliberal. Sin embargo, su devenir muestra el riesgo de la cooptación política y económica de las organizaciones populares.

El caso Emerenciano Sena representa la distorsión de esa energía colectiva: una transformación de la lucha en aparato de control. Este proceso no puede comprenderse como una simple “traición individual”, sino como el resultado de una estructura social que precariza la vida y al mismo tiempo ofrece el poder como única salida.

Comprender esta dialéctica —entre resistencia y reproducción de la dominación— es indispensable para repensar los límites y potencialidades de los movimientos sociales en contextos de exclusión. Solo desde una reconstrucción ética y solidaria de la acción colectiva será posible recuperar el sentido emancipador de aquellas barricadas que, alguna vez, se levantaron para defender la vida.


Bibliografía sugerida (orientativa)

  • Svampa, M. (2003). Los que ganaron: la vida en los countries y barrios privados. Buenos Aires: Biblos.

  • Merklen, D. (2005). Pobres ciudadanos: las clases populares en la era democrática (Argentina, 1983-2003). Buenos Aires: Gorla.

  • Quirós, J. (2008). El porqué de los que van: peronistas y piqueteros en el Gran Buenos Aires. Buenos Aires: Antropofagia.

  • Svampa, M., Pereyra, S. (2004). Entre la ruta y el barrio: la experiencia de las organizaciones piqueteras. Buenos Aires: Biblos.

  • González, H. (2020). Política y territorio en el Nordeste argentino. Resistencia: UNNE.

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