Para
Gustavo Lins Ribeiro. Los individuos no son productos mecánicos y pasivos de
determinaciones sociales (una especie de reduccionismo sociológico a lo
Durkheim) ni de determinaciones económicas o de clase (una especie de reduccionismo
relacionado con el materialismo histórico). En realidad, más que hablar de
individuo y/o sociedad, habría que hablar siempre en términos conjuntos, al
modo de la relación individuo/sociedad, donde las partes se constituyen
mutuamente.
Un
elemento cualitativo que diferenciaría en el trabajo etnográfico, y a partir
de éste en la construcción de objeto la "mirada" del antropólogo. Al
no participar como nativo en las prácticas sociales de las poblaciones que
estudia, en las imposiciones cognitivas de una determinada realidad social, el
antropólogo experimenta, existencialmente, el extrañamiento como una unidad
contradictoria: al ser, al mismo tiempo, aproximación y distanciamiento. Es
como estar delante de un sistema de signos vivirlo relacionándose primeramente
con sus significantes pero sin comprender del todo sus significados. Esta sería
una característica depositada en las normas de reproducción del saber
antropológico por los estudios de sociedades no occidentales, fundamento
tradicional de la disciplina. Así, la perspectiva antropológica se basaría en
una tensión existente entre el antropólogo como miembro aunque especial de un
sistema social y cognitivo intentando transformar lo exótico en familiar. Esta
tensión ha sido resumida en la formula nosotros/otros, donde
"nosotros" significa el antropólogo y todo lo que le es familiar como
miembro de una sociedad: y "otros", los actores sociales que estudia,
lo exótico.
Al
estudiar "su" propia sociedad el antropólogo busca realizar la operación
inversa, convertir lo familiar en exótico, usando por principio y por
racionalización metodológica una posición de extrañamiento.
La
noción de conciencia práctica implica que los agentes sociales, en su contexto
cotidiano, dejan de monitorear activamente distintas fuentes de información.
Estas entran en el desarrollo de las acciones de los actores como supuestos,
como "lo dado". Esta fijación, de los elementos constitutivos de los
contextos significantes para las interacciones, está dada por la rutinización
de los encuentros sociales en el cotidiano de los agentes sociales. Las fuentes
de información no monitoreadas discursivamente son parte significante de los
elementos que son considerados y entran como parte constitutiva de las
características de las interacciones pero no necesitan estar explicitadas como
elementos discursivos conscientes.
Marc
Augé
El
problema de las ciencias sociales es que sus objetos son objetos históricos,
cambian históricamente; es decir, política, económica, cultural y socialmente,
como también cambian sus contextos. Resulta entonces, que la experiencia de un
antropólogo que empezó a trabajar en los años sesenta es, a la vez,
antropológica e histórica.
El
simbolismo, en general, y la necesidad de todos los grupos humanos de pensar la
vida y la sociedad a partir de una simbolización del espacio y del tiempo. Todos
los grupos humanos intentan entender el mundo, la sociedad y la historia. Todos
construyen representaciones de la persona, de la masculinidad y de la
feminidad, de las relaciones entre los unos y los otros, de la identidad, de la
alteridad, de la vida y de la muerte, del poder, etc. La mirada antropológica,
para el antropólogo mismo, es una oportunidad para reflexionar sobre sus
propias representaciones, es finalmente una mirada reflexiva. Se podría hablar
a propósito de cualquier grupo africano, de una teoría de la persona que no se
enseña de manera global, sino a través de diversas circunstancias, de diversos
rituales y que unos especialistas, curanderos y jefes de linaje, conocen y
aplican. La persona africana es a la vez plural, estructural e inmanente. Es
plural, porque en los sistemas de representación de la persona aparecen siempre
al menos dos elementos, uno que significa la permanencia del individuo y que
tiene que ver con la noción de identidad individual, y otro que significa la
capacidad de relacionarse (de relación) y que tiene que ver con la noción de
alteridad, tanto bajo los aspectos agresivos, el poder de atacar al otro, como
bajo los aspectos defensivos, el poder de protección. La persona es también
estructural; cada elemento de la persona se trasmite, ya sea vía agnaticia o en
la línea uterina. En términos técnicos tienen que ver con una relación de
filiación o de alianza matrimonial. Debido al hecho de que los poderes
agresivos o defensivos están ligados a estos elementos, todas las relaciones
entre individuos tienen que ver con la estructura misma, con la estructura
social.
El
profetismo; un fenómeno de tipo religioso-político que apareció en los primeros
años de la colonización en Costa de Marfil, pero también en otros países como
Congo o Sudáfrica y que existe todavía hoy en día. Es una reacción frente a la
colonización, pero más generalmente frente a una experiencia muy intensa de la
alteridad y del cambio histórico. Un claro ejemplo de los límites que una
sociedad puede encontrar cuando intenta entender y regular las relaciones entre
los unos y los otros. Esta regulación es la fidelidad a las cosmologías
tradicionales y a las teorías que voy a exponer muy brevemente. Un dios de los
panteones africanos no es una mediación entre los seres humanos y lo
sobrenatural. No hay sobrenatural. El dios, por su materialidad, es un
instrumento de las relaciones entre los seres humanos mismos, tal y como lo es
el rito, la posesión o el sueño, y como lo son todos los fenómenos que la
antropología ha estudiado. Así pues, se trata siempre en una lógica de la
inmanencia, de regular las relaciones entre los seres humanos. Un rito es un
dispositivo simbólico que permite construir identidades frente a ciertas
alteridades, un instrumento de negociación simbólica con los otros. Otros
individuos, otro sexo, otras edades,
El
cambio de contexto a nivel global y del desarrollo de una nueva ideología que
todos nosotros compartimos y que es "la ideología del presente". La ideología del sistema global es también una
ideología del presente, se habla del fin de los grandes relatos, de los relatos
del futuro y del fin de la historia, pero el problema es que la gente necesita,
ante todo, dos cosas: una posibilidad real de pensar su relación con los otros
y, como consecuencia, una posibilidad real de expresar esta relación dentro de
una perspectiva temporal. A esta relación la llamaré sentido: sentido social.
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