Boicot
El último gran acto individual
del hombre fue hacer fuego. Fue tan revolucionario que decidió crear a los
dioses para hacernos olvidar a aquellos hombres que lo dominaron en primera
instancia. El hombre comparte con el animal la lucha por la subsistencia y la
reproducción. La diferencia es que en lugar de usar su cuerpo garra uñas
dientes, el hombre creo herramientas, arco flecha arado, para los alimentos y
para la reproducción, chocolates y flores.
Así vivimos nuestras vidas. Con
un profundo convencimiento, de que soy el artífice de mi destino. Pero en rigor
de verdad las herramientas culturales de subsistencia, que nos parecen, hoy en
día, tan vividas. Fueron reemplazadas por una red de solidaridades anónimas
imperceptibles. Es la solidaridad propia del industrialismo. Esa autoridad, esa
fuerza externa -moral, social, normativa- es la conciencia colectiva, que no
está constituida por la suma de las conciencias individuales, sino que es algo
exterior a cada individuo y resume el conjunto de creencias y sentimientos
comunes al término medio de una sociedad. Que abastecen a ese animal, llamado
consumidor. Todas las mañanas al poner el saquito de té en la taza con agua
caliente. Una red inmensa de relaciones finaliza con ese acto. Desde los
labriegos de la provincia de Misiones que lo plantan y lo cosechan, para ser estacionado
por el acopiador, al camionero que lo lleva a la planta. Que lo fraccionara en
saquito, al repositor que lo lleva a la góndola, a la nafta del auto que lo
traer del super, para el dios consumidor. Les suena conocido, el gobierno de
macri hizo el spot publicitario de una empanada. Pero esta red de solidaridad,
es anónima, pues cada parte de la cadena. Cree que trabaja para su propio
beneficio, que es el de ganar dinero. Y se puede destruir al final de la línea.
Si san consumidor decide comprar él te importado destruirá toda la base de la
red. Porque el consumidor es el que manda. ese ente individual, el amo y señor,
al que los grandes monopolios busca enredar en contratos irrompibles.
Cuantas papas fritas, chisitos,
maníes. caramelos compro san consumidor durante el conflicto de PepsiCo. Y
cuantas veces se habrán dicho a si mismo, yo no puedo hacer nada. Mientras
hurgaban en la bolsa de papa fritas. Los trabajadores de Chile Turquía y la
India, agradecidos de que san consumidor argentino mantenga viva la red de
solidaridad anónima que ahora le beneficia a ellos. y también le agradecen a
san consumidor que con sus impuestos se tome deuda en Dólares para fugar a
paraísos fiscales. Acá en el Chaco hay una casa que vende todo tipo de snack,
es nacional, por esas cosas de pueblo chico que tiene la ciudad de Resistencia
es común verlo por la calle al dueño. Que les baja 4 horas la jornada a sus
empleados, porque ya no sabe cómo hacer para tener abierto el negocio. Desde
que paso la represión, tratare por todos los medios comprar la papa fritas
allí. Ese será mi acto de solidaridad el boicot .
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