miércoles, 21 de mayo de 2025

Colectivos de Colectivos: La Emergencia de Redes Glocales para la Transformación Social

  Resumen

En un mundo marcado por la globalización y la interconexión, los movimientos sociales han comenzado a adoptar nuevas formas organizativas que trascienden las fronteras locales. Este artículo explora la idea de "colectivos que nucleen colectivos", una estrategia emergente que busca articular redes transnacionales y locales para abordar problemas globales desde perspectivas diversas pero complementarias. A través del análisis de autores como Roland Robertson, Manuel Castells y Boaventura de Sousa Santos, se destaca cómo estas redes glocales permiten amplificar las voces de comunidades marginadas y promover transformaciones estructurales.

Palabras clave: colectivos, glocalización, movimientos sociales, redes transnacionales, justicia social, alternativas globales.

Introducción

La globalización ha generado desafíos complejos que requieren respuestas igualmente complejas. En este contexto, los movimientos sociales han evolucionado hacia formas organizativas más inclusivas y horizontales. Una tendencia destacada es la creación de "colectivos que nucleen colectivos", donde diferentes grupos locales se articulan en redes más amplias para enfrentar problemas globales como la desigualdad, el cambio climático y la violencia sistémica. Según Roland Robertson (1995), la "glocalización" implica una dialéctica entre lo local y lo global, donde ambos niveles se influyen mutuamente. Esta dinámica subraya la importancia de construir colectivos que puedan operar simultáneamente en múltiples escalas.


 La Emergencia de Colectivos Glocales

El concepto de "colectivos que nucleen colectivos" no es nuevo, pero ha ganado relevancia con la expansión de las tecnologías digitales y las redes sociales. Estas herramientas han permitido que movimientos locales alcancen visibilidad global y establezcan alianzas con otros grupos. Un ejemplo emblemático es el movimiento zapatista en Chiapas, México, estudiado por Manuel Castells (2004). Castells señala que el EZLN utilizó Internet para conectar su lucha local con redes internacionales de solidaridad, convirtiéndose en un símbolo de resistencia global. Este caso ilustra cómo un colectivo local puede nuclearse con otros para formar una red glocal.


Boaventura de Sousa Santos (2018) argumenta que estas redes son fundamentales para superar la fragmentación de los movimientos sociales contemporáneos. Según él, "la ecología de saberes" permite integrar perspectivas locales y globales, creando un diálogo entre diferentes culturas y epistemologías. Esto es particularmente relevante en contextos donde las comunidades indígenas, campesinas o urbanas marginadas buscan defender sus derechos frente a estructuras globales de poder.


 El Papel de los Colectivos en la Construcción de Alternativas

Los colectivos que nuclean colectivos no solo amplifican voces locales, sino que también contribuyen a la construcción de alternativas globales. Arturo Escobar (2016) sostiene que las luchas locales contra proyectos extractivistas están profundamente conectadas con discursos globales sobre justicia ambiental. Al articularse en redes más amplias, estos colectivos pueden influir en políticas internacionales y promover modelos de desarrollo sostenible basados en saberes locales.


Un ejemplo práctico es el movimiento global por la soberanía alimentaria, liderado por organizaciones como La Vía Campesina. Este colectivo agrupa a pequeños agricultores, trabajadores rurales y comunidades indígenas de todo el mundo, nucleándose en una plataforma común para enfrentar la industrialización de la agricultura y la privatización de recursos naturales. Según Escobar, estas redes glocales tienen el potencial de "reimaginar el mundo desde abajo".


 Desafíos y Oportunidades

A pesar de su potencial, la creación de colectivos que nucleen colectivos enfrenta desafíos significativos. Saskia Sassen (2014) advierte que las estructuras de poder global tienden a homogeneizar las luchas locales, imponiendo marcos hegemónicos que pueden diluir sus demandas específicas. Para evitar esto, es crucial mantener una articulación horizontal que respete la diversidad de cada colectivo.

Por otro lado, Naomi Klein (2014) destaca las oportunidades que ofrecen estas redes para desafiar el neoliberalismo. En su libro "This Changes Everything", Klein argumenta que los movimientos locales contra la extracción de combustibles fósiles han logrado crear una "agenda global desde lo local". Estos colectivos demuestran que las soluciones a los problemas globales deben surgir de quienes están más afectados por ellos.


Conclusión

La idea de "colectivos que nucleen colectivos" representa una respuesta innovadora a los desafíos de la globalización. Al articularse en redes glocales, estos colectivos pueden amplificar sus voces, construir alternativas y desafiar estructuras de poder hegemónicas. Como señala Roland Robertson, "la glocalización no es simplemente la suma de lo local y lo global, sino una interacción dinámica que redefine ambos niveles".

En un mundo cada vez más interconectado, la creación de colectivos que nucleen colectivos no solo es una estrategia organizativa, sino una necesidad para enfrentar los problemas globales desde una perspectiva diversa y participativa. Los trabajos de Castells, Escobar, Sassen y Klein subrayan la importancia de estas redes para imaginar y construir un futuro más justo y sostenible.

TEC Pablo Barreto

Referencias

- Castells, M. (2004). La era de la información: Economía, sociedad y cultura. Madrid: Alianza Editorial.

- Escobar, A. (2016). Sentipensar con la Tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia. Medellín: Universidad de Antioquia.

- Klein, N. (2014). This Changes Everything: Capitalism vs. The Climate. New York: Simon & Schuster.

- Robertson, R. (1995). Glocalization: Time-Space and Homogeneity-Heterogeneity. En M. Featherstone et al. (Eds.), Global Modernities (pp. 25-44). Londres: Sage.

- Santos, B. de S. (2018). Epistemologías del Sur: La reinvención del conocimiento y la emancipación socia. Buenos Aires: CLACSO.

- Sassen, S. (2014). Expulsiones: Brutalidad y complejidad en la economía global. Barcelona: Katz Editores. 


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Palabras clave: colectivos, glocalización, movimientos sociales, redes transnacionales, justicia social, alternativas globales.

martes, 6 de mayo de 2025

Operación rescate La serie El Eternauta continúa lo que el cómic dejó inconcluso


Hace casi 70 años, en un rincón de Buenos Aires, un geólogo convertido en guionista comenzó a escribir una historia que cambiaría para siempre la forma en que Argentina se miraba a sí misma. Esa historia era El Eternauta , una invasión extraterrestre contada no desde las grandes potencias del mundo, sino desde nuestras calles, nuestras casas y nuestros miedos más íntimos. Pero lo que muchos no sabían entonces —ni siquiera su creador, Héctor Germán Oesterheld— es que esta obra trascendería su propio tiempo para convertirse en algo mucho más grande: un espejo donde generaciones futuras verían reflejadas sus propias luchas, traiciones y esperanzas.


Hoy, mientras las calles de nuestra ciudad laten bajo la sombra de un odio cósmico que parece no haberse extinguido, Netflix estrena una nueva adaptación de El Eternauta . No es una simple serie; es un fenómeno cultural que resuena con una fuerza inusitada. ¿Por qué ahora? ¿Qué tiene que decirnos esta historia sobre quiénes somos como sociedad, sobre cómo hemos cambiado… y sobre aquello que sigue inmutable?


En este artículo exploraremos el legado de Oesterheld, la relevancia actual de su obra y las capas de significado que la nueva versión despliega frente a nosotros. Pero más allá de eso, nos preguntaremos algo aún más profundo: ¿cómo colaboramos, cada uno de nosotros, en completar la aventura inacabada que Oesterheld nos dejó como herencia? Porque El Eternauta no es solo una historia. Es una llamada a resistir, a asociarnos, a creer en lo viejo que todavía funciona y en lo nuevo que puede renacer. Y hoy, más que nunca, necesitamos escuchar esa llamada.

viernes, 4 de abril de 2025

Los pilotos peruanos que pidieron permiso para enfrentar a los ingleses en Malvinas: secreto y aviones camuflados

 



Operación 'Traslado': Una Historia de Hermandad y Coraje



En el corazón de uno de los conflictos más desafiantes de la historia moderna, se desplegó una historia de hermandad y coraje que aún resuena como un testimonio de solidaridad entre naciones. Esta es la narrativa de la Operación 'Traslado', una misión secreta llevada a cabo durante la Guerra de las Malvinas, en la cual Perú ofreció su apoyo incondicional a Argentina enviando diez aviones Mirage para reforzar la Fuerza Aérea argentina. Al frente de esta operación estuvo Rubén Mimbela Velarde, un piloto peruano experimentado cuya valentía y liderazgo marcaron un antes y un después en los anales de la historia militar.

El Contexto Histórico: La Guerra de las Malvinas


La Guerra de las Malvinas estalló en abril de 1982, enfrentando a Argentina contra el Reino Unido en una batalla feroz por el control de las Islas Malvinas. Para Argentina, este conflicto no solo representaba una disputa territorial, sino también una lucha por la soberanía nacional. Sin embargo, a medida que avanzaban las semanas, la situación se volvía cada vez más crítica. La Fuerza Aérea Argentina sufrió pérdidas significativas, quedando gravemente escasa de aviones de combate listos para entrar en acción.


Fue en este momento decisivo que Perú realizó un gesto de apoyo sin precedentes. En un acto de solidaridad con un país hermano, decidió enviar diez aviones Mirage 5P, un tipo de caza supersónico, a territorio argentino. Este envío no solo buscaba fortalecer la capacidad militar argentina, sino también simbolizar la unidad latinoamericana frente a una potencia extranjera.

La Misión Encubierta: Planificación y Ejecución


Rubén Mimbela Velarde, hoy con setenta y cuatro años, recuerda con detalle cómo se planificó esta delicada operación. "Teníamos una tarea clara: entregar esos aviones sin ser detectados", explica. Los Mirage fueron pintados con los colores de la bandera argentina para evitar levantar sospechas durante el vuelo. Además, se diseñó un plan meticuloso para evitar los sistemas de radar chilenos, conocidos por su eficacia.


El viaje comenzó temprano en la mañana desde una base en Perú. Los pilotos peruanos navegaban sobre territorio boliviano bajo estricto silencio radioeléctrico. Volaban en formaciones diagonales para garantizar una visibilidad clara de amenazas potenciales desde el oeste. Rumores de cazas Sea Harrier británicos patrullando cerca de la frontera con Chile añadieron otra capa de tensión. A pesar de los riesgos, los pilotos avanzaron decididos a cumplir su misión.


"Teníamos que estar atentos. Estábamos preparados para cualquier eventualidad. Nuestros aviones estaban armados, por si acaso. Pero, afortunadamente, no encontramos ningún avión enemigo durante el vuelo", recuerda Rubén con calma.

Un Recibimiento Emocional en Jujuy


Cuando los pilotos peruanos aterrizaron en Jujuy, fueron recibidos calurosamente por colegas argentinos que habían estado luchando incansablemente en las Malvinas. Entre ellos estaba Luis Puga, héroe de la guerra, quien días antes había sido eyectado tras ser impactado por un misil Sidewinder lanzado desde un Sea Harrier. La reunión fue emocional, un momento de camaradería compartida en medio del caos de la guerra.


"No olvidaré nunca la vista de esos pilotos argentinos. Estaban exhaustos pero agradecidos. Ver cómo se iluminaban sus rostros cuando vieron nuestros Mirage... fue inolvidable", relata Rubén con nostalgia.

Hasta Tandil: El Llamado de la Solidaridad

El éxito de la entrega inicial motivó una solicitud para transportar los Mirage más al sur, hasta Tandil. Rubén titubeó pero finalmente accedió, consciente de la urgencia de la situación. En Tandil, la recepción fue jubilosa. Pilotos de ambas naciones se unieron por experiencias compartidas y mutuo respeto.


"Uno de los momentos más conmovedores llegó cuando los pilotos argentinos me pidieron quedarse en Tandil. Querían quedarse y ponerse a disposición. Querían combatir, sea con uniforme peruano, sea con uniforme argentino. Me emocioné, y se lo dije, pero ya nos habían dado la orden de regresar. Éramos pilotos de combate, y así lo sentíamos. Me hubiera gustado quedarme yo también, tanto como a los otros. Fue un momento altamente emotivo", confiesa Rubén.

El Legado de la Operación 'Traslado'

Después de completar su misión, los pilotos peruanos regresaron a casa en silencio, ansiosos por reunirse con sus seres queridos. Aunque los Mirage enviados nunca entraron en combate debido a la rendición posterior de Argentina, su simbolismo trascendió el campo de batalla. Representaron un vínculo de unidad entre dos naciones que comparten no solo raíces históricas y culturales, sino también valores de solidaridad y hermandad.


Cincuenta y dos años después, Rubén Mimbela Velarde sigue hablando con orgullo sobre la Operación 'Traslado'. Para él, fue más que una misión; fue una afirmación de la amistad duradera entre Perú y Argentina. Hoy, esta historia sirve como un recordatorio del poder de la solidaridad y los lazos indestructibles forjados en tiempos de crisis.


"Jamás dudamos. Si nos autorizaban ir a pelear, íbamos. Eso es lo que significa la hermandad", concluye Rubén con firmeza.

Conclusión: Un Testimonio de Coraje y Unión

La Operación 'Traslado' no solo fue un ejemplo de estrategia militar y precisión técnica, sino también una demostración del valor humano y la capacidad de trabajar juntos por un objetivo común. En un mundo donde las divisiones políticas y geográficas suelen prevalecer, esta historia nos recuerda que la verdadera fuerza reside en la unidad y el apoyo mutuo.


La hermandad entre Perú y Argentina durante la Guerra de las Malvinas sigue siendo una lección invaluable para futuras generaciones: incluso en los momentos más oscuros, la solidaridad puede alumbrar el camino hacia la esperanza.

viernes, 28 de marzo de 2025

Un viaje por los ríos del tiempo: el despertar de un alma curiosa

Prologo 

 




Hola. Así como José Pablo Feima encontró su camino hacia la filosofía y la historia, fue Máximo Valerio Mafredi quien me condujo a ese universo infinito con su libro Akropolos, la historia mágica de Atenas . Fue en sus páginas donde algo en mí comenzó a vibrar, una chispa que encendió una llama insaciable.


Esa lectura, más que un simple encuentro con las palabras, se convirtió en un portal hacia mundos que hasta entonces solo imaginaba. Me vi transportado a épocas remotas, donde cada letra parecía invitar a mis pies a correr junto a Filípides en su agotadora carrera hacia Esparta. Sentí en mi piel el cansancio de sus músculos, el peso de su misión y la urgencia de su aliento mientras atravesaba valles y montañas bajo el sol abrasador.


Pero no solo era el cansancio lo que percibía. También sentía el frío implacable del mármol del Partenón bajo mis manos, esa piedra milenaria que había sido testigo de tantas historias, de tantos secretos guardados en silencio. Era como si pudiera escuchar las voces de los antiguos atenienses resonando en sus columnas, discutiendo sobre la justicia, la belleza y el destino humano.


Y luego estaba el Kerameikós, el barrio de los alfareros, con sus calles estrechas y sus aromas terrosos. Allí, en ese lugar lleno de vida cotidiana, empecé a entender que la historia no es solo un relato de héroes y batallas, sino también de personas comunes, de sus sueños, sus luchas y sus esperanzas. El Kerameikós fue para mí el punto de partida de un viaje mucho más grande, un recorrido por los ríos de la historia, la filosofía y la sociología.


Gracias a ese libro, aprendí que el conocimiento no es algo estático, sino un fluir constante, como un río que nos lleva hacia nuevos horizontes. Comencé a explorar las ideas de Sócrates, Platón y Aristóteles, tratando de comprender cómo pensaban, cómo cuestionaban el mundo que los rodeaba. Me sumergí en los debates sobre la ética, la política y el sentido de la existencia, preguntándome cómo esas reflexiones seguían resonando en nuestro tiempo.


Este viaje intelectual también me llevó a la sociología, a observar cómo las sociedades evolucionan, cómo los seres humanos se organizan y crean significados colectivos. Descubrí que la historia no es solo un conjunto de fechas y eventos, sino una red compleja de relaciones humanas, de decisiones individuales y colectivas que moldean el presente y el futuro.


Así, gracias a Máximo Valerio Mafredi y su Akropolos , inicié esta travesía que me ha permitido sentirme parte de algo mucho más grande que yo mismo. Hoy, al mirar hacia atrás, agradezco a esos amigos y colegas que han compartido este camino conmigo, alimentando mi curiosidad y desafiando mis ideas. Juntos hemos navegado por los ríos del conocimiento, y sé que aún quedan muchas orillas por descubrir.


Porque, como decía José Pablo Feima, acercarse a la filosofía y la historia no es solo aprender del pasado, sino también aprender a vivir en el presente y soñar con el futuro. Y en ese sueño, siempre habrá un lugar para el cansancio de Filípides, el frío del mármol del Partenón y el bullicio del Kerameikós.


Gracias, amigos. Gracias, colegas. Este viaje apenas comienza.