miércoles, 18 de septiembre de 2024

Golpe de Estado del 18 de Brumario

 







El Golpe de Estado del 18 de Brumario fue un evento clave en la historia de Francia que ocurrió el 9 de noviembre de 1799 (18 de Brumario en el calendario revolucionario francés). Este golpe fue liderado por Napoleón Bonaparte, quien aprovechó el descontento con el Directorio, el régimen que gobernaba Francia en ese momento, para derrocarlo y establecer el Consulado, un régimen dictatorial que lo convirtió en Primer Cónsul, sentando las bases para su posterior ascenso como emperador.

En 1852, Karl Marx escribió un ensayo titulado "El 18 de Brumario de Luis Bonaparte", en el que utiliza este acontecimiento histórico como base para analizar el golpe de estado de Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón, que ocurrió el 2 de diciembre de 1851. En este ensayo, Marx realiza una de sus críticas más importantes al uso del poder político y a las estructuras de clase.

Principales ideas del ensayo de Marx

  1. La repetición de la historia: Marx introduce la famosa frase "La historia ocurre dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa", refiriéndose a cómo Luis Napoleón repitió la maniobra política de su tío, pero en un contexto menos heroico y más grotesco. Según Marx, mientras que Napoleón Bonaparte representó una transformación histórica trascendental, Luis Napoleón solo replicó este golpe en beneficio propio.

  2. Lucha de clases: Marx examina el golpe de estado desde la perspectiva de la lucha de clases. A su juicio, el ascenso de Luis Napoleón fue posible por las tensiones entre distintas clases sociales, en particular, la burguesía, el proletariado, los campesinos y los pequeños propietarios. La incapacidad de estas clases para formar una coalición sólida abrió el camino a la dictadura de Luis Napoleón.

  3. El bonapartismo: Marx usa el término bonapartismo para describir un régimen político que, aunque surge bajo la apariencia de ser democrático o representativo, en realidad concentra el poder en un solo líder. El bonapartismo surge cuando las clases sociales en conflicto no logran establecer una dirección clara, lo que permite a un individuo como Luis Napoleón tomar el poder con el apoyo de distintas facciones.

  4. El papel del Estado: Marx critica el papel del Estado bajo el bonapartismo, describiéndolo como un aparato burocrático y militar independiente que actúa en favor de la clase dominante, en este caso, la burguesía. El Estado, según Marx, se convierte en una herramienta para mantener el control social y perpetuar la opresión económica.

Conclusión

"El 18 de Brumario de Luis Bonaparte" es uno de los textos más influyentes de Marx sobre política y poder, en el que combina el análisis histórico con la crítica de clase. Al comparar los dos golpes de estado —el de Napoleón Bonaparte en 1799 y el de su sobrino Luis Napoleón en 1851—, Marx ilustra cómo las condiciones materiales y las estructuras de clase condicionan los eventos históricos y la manera en que el poder se ejerce y se perpetúa.

"Tierra sin nada, tierra de promesa" (1946): Análisis de una obra crucial para entender la Argentina estructural



"Tierra sin nada, tierra de promesa"
, publicada en 1946 por Raúl Scalabrini Ortiz, es una obra fundamental que continúa con el análisis crítico del autor sobre los problemas estructurales que afectaban el desarrollo independiente de Argentina. Esta obra se inserta en la línea de pensamiento nacionalista que caracterizó la producción intelectual de Scalabrini Ortiz, quien dedicó su vida a denunciar la dependencia económica y política de Argentina respecto a las potencias extranjeras, especialmente el Reino Unido.

En "Tierra sin nada, tierra de promesa", Scalabrini Ortiz se enfoca en dos temas clave para entender los desafíos que enfrentaba el país en su búsqueda de soberanía económica: la tenencia de la tierra y la explotación de los recursos naturales.

La tenencia de la tierra: concentración y dependencia

Uno de los ejes centrales de la obra es el análisis de la estructura de la tenencia de la tierra en Argentina. Scalabrini Ortiz denuncia cómo grandes extensiones de tierras productivas estaban en manos de una élite terrateniente, muchas veces vinculada a intereses extranjeros. Este modelo concentrado impedía el acceso a la tierra de pequeños productores y campesinos, generando un sistema de latifundios que, lejos de promover el desarrollo agrícola, perpetuaba la dependencia económica y la marginación de amplios sectores de la sociedad.


La tierra, vista por Scalabrini Ortiz como un recurso esencial para el crecimiento y el bienestar de la población, estaba siendo utilizada no en función de las necesidades de la nación, sino de los intereses de unos pocos privilegiados. Esto limitaba el desarrollo agrícola interno y reforzaba el rol de Argentina como exportadora de materias primas para potencias industriales, sin permitir que se generara un desarrollo industrial propio.

La explotación de los recursos naturales: un país rico, pero dependiente

Otro aspecto fundamental que aborda la obra es la explotación de los recursos naturales de Argentina, una cuestión estrechamente ligada a la soberanía económica. Scalabrini Ortiz denuncia cómo los recursos más valiosos del país, como los minerales, el petróleo y los recursos hídricos, estaban controlados o influenciados por capitales extranjeros. Esta situación se traducía en una pérdida de control sobre las decisiones económicas clave y en la perpetuación de un modelo extractivista que enriquecía a las potencias extranjeras y a las clases dominantes locales, mientras que la mayoría de los argentinos no se beneficiaba de esas riquezas.

El autor subraya la contradicción entre la enorme riqueza natural de Argentina y la pobreza estructural de muchos de sus habitantes. Para Scalabrini Ortiz, la explotación de estos recursos debía estar al servicio del desarrollo nacional, y no orientada a satisfacer los intereses foráneos.

La promesa de un futuro diferente

El título de la obra, "Tierra sin nada, tierra de promesa", refleja esta dualidad que Scalabrini Ortiz percibe en el destino de Argentina: por un lado, un país inmensamente rico en recursos, pero por otro, una nación en la que esas riquezas no se traducían en bienestar generalizado. La "promesa" a la que se refiere el autor es la posibilidad de cambiar esta realidad, de construir un país soberano en lo económico y justo en lo social. Sin embargo, esa promesa solo podía cumplirse, según Scalabrini Ortiz, mediante una reforma estructural profunda que modificara la distribución de la tierra y los recursos.

Vigencia del pensamiento de Scalabrini Ortiz

A casi 80 años de su publicación, "Tierra sin nada, tierra de promesa" sigue siendo una obra de gran relevancia. Los temas que Scalabrini Ortiz aborda —la concentración de la tierra, el control extranjero sobre los recursos y la dependencia económica— aún resuenan en los debates sobre el desarrollo de América Latina en general y de Argentina en particular.

Su visión crítica y su insistencia en la necesidad de una independencia económica auténtica lo posicionan como uno de los intelectuales más importantes en la historia del pensamiento nacionalista argentino. "Tierra sin nada, tierra de promesa" no solo es una denuncia, sino también un llamado a la acción: la tierra y los recursos naturales son la base del progreso de una nación, y deben estar al servicio del bienestar de su pueblo.

En este sentido, la obra invita a reflexionar sobre la importancia de la soberanía en un mundo globalizado, donde las estructuras de poder y dependencia económica siguen siendo un desafío para los países en vías de desarrollo.

Manual de zonceras argentinas Arturo Jauretche


 En "Manual de zonceras argentinas", Arturo Jauretche expone y critica una serie de ideas preconcebidas, prejuicios o creencias que él denomina "zonceras", las cuales, según su visión, han sido inculcadas en la sociedad argentina para perpetuar una mentalidad de dependencia y subordinación cultural, política y económica. Estas zonceras, según Jauretche, obstaculizan el desarrollo nacional autónomo y sirven a intereses externos o de las élites locales.

Algunas de las zonceras más destacadas que Jauretche aborda en el libro son:

  1. "Civilización y barbarie": Esta es quizá la zoncera más importante y la que inaugura el manual. Jauretche critica el concepto impuesto por Domingo Faustino Sarmiento, según el cual la civilización (representada por Europa) se opone a la barbarie (representada por los pueblos nativos y criollos de Argentina). Esta dicotomía justifica la superioridad de lo europeo y desvaloriza lo propio.

  2. "Hay que achicar el Estado": Jauretche denuncia la idea de que un Estado pequeño es más eficiente y que lo público es ineficaz. Argumenta que esta zoncera favorece la intervención de intereses privados y extranjeros en áreas estratégicas del país.

  3. "El mal que aqueja a la Argentina es la extensión": Este mito se refiere a la idea de que la vastedad del territorio argentino es una desventaja para su desarrollo. Jauretche sostiene que esta zoncera oculta los verdaderos problemas estructurales y de gestión.

  4. "Tenemos que insertarnos en el mundo": La idea de que Argentina debe subordinarse a los centros de poder internacionales y seguir modelos externos para alcanzar el progreso. Jauretche rechaza esta noción, argumentando que debe existir un desarrollo con identidad nacional, no simplemente una imitación de potencias extranjeras.

  5. "Los argentinos somos incapaces de gobernarnos": Esta zoncera, según Jauretche, forma parte de una mentalidad de dependencia que sostiene que los argentinos son ineficaces para la autogestión y necesitan el liderazgo de países "más avanzados".

  6. "Todo lo que es bueno para Estados Unidos es bueno para Argentina": Jauretche critica la creencia de que los intereses de potencias como Estados Unidos siempre coinciden con los de Argentina, lo cual fomenta una dependencia económica y política que, según él, es perjudicial para el desarrollo nacional.

  7. "El atraso es por culpa de la inmigración": Jauretche señala que esta zoncera culpa a los inmigrantes de los problemas del país, en lugar de reconocer los problemas estructurales que han sido perpetuados por las élites gobernantes.

  8. "Hay que ser neutrales": En referencia a la política exterior, esta zoncera postula que Argentina debe mantenerse neutral en los conflictos internacionales, lo cual Jauretche interpreta como una manera de evitar comprometerse en la defensa de los intereses nacionales frente a los imperialismos.

Jauretche usa un lenguaje irónico y coloquial para describir estas zonceras, con el objetivo de hacer evidente cómo estas ideas han sido utilizadas para justificar políticas y decisiones que él considera contrarias a los intereses del pueblo argentino. Su crítica es un llamado a la soberanía cultural, política y económica, y a la recuperación de un pensamiento auténticamente nacional.

martes, 17 de septiembre de 2024

Epicuro vs. Epicteto: Contrapunto de dos filosofías opuestas

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Epicuro y Epicteto, a pesar de pertenecer a diferentes escuelas filosóficas, comparten la búsqueda de la felicidad y la tranquilidad, aunque con enfoques distintos. Epicuro, fundador del epicureísmo, abogaba por la búsqueda del placer como camino a la felicidad, mientras que Epicteto, un estoico, promovía la aceptación del destino y el control de las propias reacciones internas como clave para la serenidad.
 
Epicuro: La búsqueda del placer como fin último

Epicuro (341-270 a.C.), fundador del epicureísmo, estableció una filosofía centrada en el placer (hedoné en griego) como el bien supremo de la vida. Sin embargo, su visión del placer no es una búsqueda desmedida de satisfacción material, sino más bien un estado de tranquilidad (ataraxia) y ausencia de sufrimiento (aponía). Para Epicuro, una vida buena es una vida sencilla, alejada de los deseos innecesarios y centrada en la moderación. Los placeres intelectuales y la amistad son, según él, los caminos más seguros hacia la felicidad duradera.

Epicuro enseñaba que el miedo a los dioses y a la muerte eran las principales fuentes de angustia humana, y su eliminación, a través del conocimiento racional, nos permitiría alcanzar la serenidad. Al liberarnos de la superstición y el temor irracional, podríamos concentrarnos en vivir una vida placentera, libre de dolor y perturbaciones innecesarias.

Epicteto: La virtud y el control como camino a la libertad

En el otro extremo del espectro filosófico se encuentra Epicteto (55-135 d.C.), una de las voces más influyentes del estoicismo. Para Epicteto, la clave de una vida buena no es la búsqueda del placer, sino la práctica de la virtud y el control sobre nuestras reacciones ante las circunstancias. Su famosa doctrina establece que no podemos controlar lo que nos sucede, pero sí cómo respondemos a ello.

Epicteto defendía que la verdadera libertad radica en dominar nuestras pasiones y deseos, y en aceptar lo que está fuera de nuestro control. Para los estoicos, la virtud es suficiente para la felicidad, y todo lo demás —salud, riqueza, reputación— es indiferente. Según Epicteto, la vida puede estar llena de dificultades, pero solo sufren aquellos que no aprenden a controlarse a sí mismos.

El contraste filosófico: Placer vs. Virtud

El punto de divergencia más claro entre Epicuro y Epicteto radica en sus concepciones del bien supremo. Para Epicuro, el placer es el fin último, y la vida debe ser organizada para maximizar los placeres simples y minimizar el dolor. En contraste, para Epicteto, el placer es irrelevante, ya que lo único que importa es vivir de acuerdo con la virtud, lo que nos lleva a una vida plena sin importar las circunstancias externas.

Donde Epicuro ve la naturaleza humana como algo que debe ser satisfecho para alcanzar la felicidad, Epicteto argumenta que la naturaleza humana debe ser domada. Mientras que el epicureísmo busca la tranquilidad a través de la eliminación del miedo y el deseo, el estoicismo enseña que el sufrimiento es parte inevitable de la vida, y que debemos aprender a enfrentarlo con serenidad y autocontrol.
Enfoque sobre el sufrimiento

El sufrimiento es otro tema donde sus diferencias son notables. Epicuro minimiza el sufrimiento evitando situaciones que lo generen, como el dolor físico o el deseo insatisfecho. Para él, la eliminación del dolor es el mayor placer. En cambio, Epicteto no busca evitar el sufrimiento, sino verlo como una oportunidad para practicar la virtud. El sufrimiento, desde su perspectiva, es una prueba de carácter, y debemos abrazarlo con sabiduría y fortaleza.

El papel de los dioses y la muerte

Ambos filósofos también difieren en su enfoque sobre los dioses y la muerte. Epicuro enseñaba que los dioses no se interesan por los asuntos humanos y que el temor a la muerte es irracional, pues la muerte es simplemente la ausencia de percepción. Epicteto, como buen estoico, veía a los dioses como figuras activas en el universo, cuyo plan cósmico debemos aceptar con resignación. Para Epicteto, la muerte no es un mal a evitar, sino una transición natural que debemos afrontar con serenidad y sin miedo.

Preguntas frecuentes sobre Epicuro y Epicteto


¿Quién fue Epicuro y cuál era su filosofía principal?
Epicuro (341-270 a.C.) fue un filósofo griego que fundó el epicureísmo. Su filosofía se centraba en el placer como el bien supremo, pero entendido como la tranquilidad (ataraxia) y la ausencia de dolor (aponía). Promovía una vida sencilla, basada en la moderación, los placeres intelectuales y la amistad.


¿Qué enseñaba Epicteto y cómo difiere de Epicuro?
Epicteto (55-135 d.C.) fue un filósofo estoico que enfatizaba la virtud y el control personal como claves para una vida plena. A diferencia de Epicuro, quien buscaba maximizar el placer, Epicteto argumentaba que la felicidad proviene de vivir conforme a la virtud y aceptar lo que no podemos controlar, independientemente de las circunstancias externas.


¿Cuál es la principal diferencia entre el epicureísmo y el estoicismo?
La principal diferencia radica en su concepción del bien supremo: para Epicuro, es el placer (entendido como tranquilidad y ausencia de dolor), mientras que para Epicteto y los estoicos, es la virtud, que se alcanza mediante el autocontrol y la aceptación de lo inevitable.


¿Cómo abordaban Epicuro y Epicteto el tema del sufrimiento?

Epicuro buscaba minimizar el sufrimiento evitando situaciones que lo generaran, como el dolor físico o el deseo insatisfecho. En cambio, Epicteto veía el sufrimiento como una oportunidad para practicar la virtud y fortalecer el carácter, abrazándolo con sabiduría y resignación.


¿Qué pensaban Epicuro y Epicteto sobre los dioses y la muerte?
Epicuro consideraba que los dioses no intervienen en los asuntos humanos y que el temor a la muerte es irracional, ya que tras la muerte no hay percepción. Epicteto, por su parte, veía a los dioses como parte activa del universo y creía que la muerte debe ser aceptada como parte del orden natural.


¿Por qué es importante comparar a Epicuro y Epicteto hoy en día?

Comparar a estos filósofos nos ayuda a reflexionar sobre cómo enfrentamos la vida moderna: ¿Deberíamos buscar la felicidad a través del placer y la eliminación del dolor, como proponía Epicuro, o a través de la virtud y la resiliencia ante las dificultades, como enseñaba Epicteto? Ambas perspectivas ofrecen herramientas valiosas para encontrar sentido y equilibrio en nuestras vidas.


¿Qué legado han dejado Epicuro y Epicteto en la filosofía actual?

Epicuro influyó en corrientes que valoran el bienestar y la búsqueda de la felicidad, mientras que Epicteto sigue siendo una figura central del estoicismo, cuyas enseñanzas sobre el autocontrol y la aceptación son ampliamente aplicadas en psicología, liderazgo y desarrollo personal.


¿Es posible combinar las ideas de Epicuro y Epicteto?
Sí, algunas personas encuentran un equilibrio entre ambos enfoques. Por ejemplo, pueden adoptar la búsqueda de placeres simples y moderados (inspirados en Epicuro) mientras cultivan el autocontrol y la aceptación de lo inevitable (inspirados en Epicteto).


¿Qué filosofía es más adecuada para enfrentar tiempos difíciles?
El estoicismo de Epicteto suele ser más útil en tiempos de adversidad, ya que enseña a aceptar y enfrentar las dificultades con fortaleza. Sin embargo, el epicureísmo también puede ser reconfortante al recordarnos buscar placeres simples y eliminar fuentes innecesarias de angustia.


¿Dónde puedo aprender más sobre estas filosofías?
Para profundizar en el epicureísmo, puedes leer las obras de Epicuro, como Carta a Meneceo . Para el estoicismo, los escritos de Epicteto, como el Manual y las Disertaciones , son excelentes puntos de partida. También existen libros modernos y cursos que exploran ambas filosofías en un contexto contemporáneo.
Conclusión: Dos filosofías, un mismo propósito

A pesar de sus diferencias, tanto Epicuro como Epicteto compartían un objetivo común: enseñar cómo vivir una vida plena y feliz. Epicuro lo hacía enfatizando el placer moderado y la tranquilidad interior, mientras que Epicteto lo hacía a través de la virtud, la fortaleza y el autocontrol. Ambas filosofías nos invitan a reflexionar sobre qué es lo más importante en la vida: ¿Es el placer y la eliminación del dolor lo que realmente importa, o es la virtud y la capacidad de enfrentar el sufrimiento con sabiduría lo que nos conduce a la verdadera felicidad?

jueves, 12 de septiembre de 2024

Cosas curiosas de esta Argentina. Hoy el vino

Un decálogo con diez curiosidades sobre el vino argentino:



1. Malbec: Argentina es mundialmente famosa por su Malbec, que es la variedad de uva insignia del país.
2. Mendoza: La región de Mendoza produce más del 70% del vino argentino.
3. Altura: Las viñas en Argentina se encuentran entre las más altas del mundo, con algunas plantadas a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar.
4. Clima: El clima seco y soleado de las regiones vinícolas argentinas reduce la necesidad de pesticidas, favoreciendo una viticultura más orgánica.
5. Historia: La viticultura en Argentina se remonta al siglo XVI, introducida por misioneros españoles.
6. Diversidad: Además del Malbec, Argentina produce variedades como Torrontés, Cabernet Sauvignon, y Syrah.
7. Terroir: La diversidad de terroirs, desde suelos aluviales hasta arenosos, aporta características únicas a los vinos argentinos.
8. Exportaciones: Argentina es el quinto mayor productor de vino del mundo y uno de los principales exportadores.
9. Innovación: Muchos enólogos argentinos están experimentando con métodos biodinámicos y naturales.
10. Festivales: La Fiesta Nacional de la Vendimia en Mendoza es uno de los festivales del vino más importantes del país, celebrando la cosecha cada marzo.