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jueves, 22 de diciembre de 2016

Navidad


De todas las reliquias de las civilizaciones, las que más me gustan son los calendarios. En nuestro mundo el tiempo es vital. Llevamos a cuesta siempre un reloj que nos marca el paso. Esta pasión, por llevar el tiempo ha sido una constante desde que el hombre es inteligente, la habilidad de determinar el tiempo era el equivalente de tener el poder. Los primeros grupos tribales tenían un hombre sabio, un gran jefe que determinaban cuando había que partir de tal lugar. Cuando la humanidad era nómade y debía desplazarse para comer. Saber cuando llegaba en invierno era vital para poder iniciar el viaje a otras regiones que lo proveían de alimento. Al nacer el primer asentamiento surgió la agricultura. Esto fue fruto de una nueva cultura. La religión. La religión tenía la misión de establecer el ciclo de siembra y cosecha. Recuerda la biblia. José le dijo al faraón que vendría siete años de abundancia y siete años de sequia. Los cultos eran también al sol. Es mas en el imperio romano el 25 de diciembre se celebraba un culto al sol. Que fue tomado por la iglesia católica para celebrar la navidad. La religión estaba atada a las necesidades básicas del hombre, el comer. Los incas tenían cultos sangrientos de ofrecer sacrificio al dios para que le dé una abundante cosecha, todavía no hay datos que permitan establecer que haya habido contactos entre america y Asia. El calendario era una pieza de tecnología necesaria para que el sumo sacerdote pueda establecer el tiempo de cosecha. Uno de los milagros de Jesús fue multiplicar los panes y los peses, y no olvidemos a moisés y la lluvia de mana.
Hoy cerca del 25 de diciembre asistimos a una dura lucha entre la religión y el capitalismo. Que se da desde la década del 70. La religión y su mandamiento van en contra de papá Noel y sus regalos. No es casualidad que Jesús se vuelva casi invisible en los medios. Toda publicidad que se hace es sobré papá Noel.
Este personaje, papa Noel, santa clos, san Nicolás el viejo páscuelo. O como quiera que se llame es el símbolo del capitalismo, y la sociedad de consumo. En toda película los niños malos no reciben regalos, ¿me pregunto y los niños que son pobres, son malos por no recibir regalos? hoy entre Europa y los estados unidos hay 100 millones de desocupados. Como se soportara la publicidad de santa clos allá. Como se soporta una creencia que te excluye de ella. Porque santa solo le regala a quien se porto bien. El vive en el polo norte. Y tiene a unos duendes que trabajan para él. No le molesta el calor de chaco, ya que en todos los negocios esta vestido de lana roja. Todo el cine de EE UU hace hincapié en esta leyenda. Más que el Jesús.
Es innegable, todos tenemos una anécdota navideña. Que recordamos. En épocas de abundancia ponemos regalos suntuarios en el árbol. Así poco a poco hemos ido olvidando que es la navidad. El verdadero significado del nacimiento de dios. A la par en estas fechas somos más buenos, todo nos deseamos una linda navidad en familia, perdonamos y somos más amables. Y he aquí la paradoja. Por un lado hacemos regalos a nuestros hijos por la leyenda de santa clos y por otro somos mejores personas en nombre de Jesús.
La religión fue en el principio aquella que nos reglaba el tiempo, tiempo de sembrar el tiempo de cosechar. Más tarde fue la que mantuvo unido al cuerpo social a dar leyes morales y someter al estado, hoy está en conflicto con la sociedad de consumo. Y el nuevo Jesús es el dinero. El dinero que nos deja consumir. Tal vez la única cosa que no le ha permitido a la humanidad sucumbir a los símbolos de la religión capitalista, Sean sus periódicas crisis. Que nos hacen volver a buscar la magia de Jesús, el que vence lo imposible, el que camina por el agua. El que muere y vuelve a vivir, que contrasta tanto con frases del neoliberalismo, tan lleno de imposibles.
En esta navidad juntémonos con la flia, amigos o desconocidos, pero reflexionemos sobre el porqué, perdonemos las ofensas, porque somos nosotros los que sufrimos con el rencor. Aceptemos a los demás con sus defectos, acaso nuestro disgusto ¿los hará cambiar?, que hay más absurdo que vivir sin soportar. Esos son suicidas. Así que feliz navidad a todos. Hoy somos lo que somos más allá de toda conjetura, celebremos el amor el reencuentro, la vida. Matemos a ese papa Noel insoportable.

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