Las dos crisis
Es cierto que vivimos en una sociedad en crisis, lo vemos a diario. Cuando llegan noticias sobre el costo de los alimentos, el aumento del desempleo, etc., surge la pregunta: ¿hasta qué punto esta situación de emergencia afecta nuestras relaciones individuales? Siempre tendemos a generalizar cuando hacemos una crítica. Cuando estamos enojados, acudimos a un racismo peculiar, diciendo: "estos negros". Este tipo de generalización no sería posible sin la plena conciencia de que la sociedad y yo somos dos entes totalmente diferentes (ellos son ellos y no yo, la sociedad de negros no es mi sociedad. Yo soy yo).
Cualquiera que tenga un amigo docente lo habrá escuchado. Al hablar del sistema educativo, te dará su opinión sobre cómo este activo invaluable de la sociedad, la educación gratuita, ha sido bastardeado por los políticos y los malos docentes. Dicho de otra manera: "se robaron todo". Este término tan popular no hace más que expandirse a todos los ámbitos. Este sentido común de la sociedad cala en esta división entre el individuo y lo colectivo. Aparece el "ellos", y no el "yo". Ellos son los ladrones, y yo los tengo que soportar estoicamente, como Prometeo encadenado a la roca, sufriendo el desgarro de su carne por parte del ave.
Hoy más que en otros tiempos se ve marcada la frontera entre el individuo y la sociedad.
"Todos aquellos grandes sistemas y organizaciones supraindividuales en los que se suele pensar en relación con el concepto de sociedad, no son otra cosa que las consolidaciones (en marcos duraderos y configuraciones independientes) de interacciones inmediatas que se producen hora tras hora y a lo largo de la vida entre los individuos." (Simmel, 2002a: 33).
Los hechos sociales generados por el PRO desde la jefatura del Estado, el aumento de la energía eléctrica, el aumento del agua, el aumento de los combustibles (YPF es propiedad del Estado Nacional), la baja de retenciones al campo y a la minería. Todos son hechos de facto, realizados y palpables. Fueron acompañados por la subida de precios de los alimentos, lo cual no fue responsabilidad directa del presidente Macri, sino de un conjunto de empresas. Y son asumidos por los individuos. La reacción denota la crisis de la que comienzo a hablar. Antes de todo este berenjenal de acciones negativas, la "culpa" era de Cristina. Si ibas al supermercado y veías el pan a X$, la culpa era de "la yegua", era culpable de esos negros planeros a los que tú mantenías, porque tú trabajabas. Era culpable de la notebook en la escuela para esos negros, de los celulares de esos negros, de que no encontraras un lugar "decente" para comer los sábados a la noche porque esos negros ocupaban las plazas y parques. Llegaron en el micro de las relaciones sociales, desde un viaje en taxi hasta una charla después del fútbol. Todo era culpa de "la yegua". Este micro convencimiento llevó al cambio social, es cierto, acotado a un 51%.
"La sociedad en su vida, que se va realizando continuamente, siempre significa que los individuos están vinculados por influencias y determinaciones recíprocas que se dan entre ellos" (Simmel, 2002a: 33).
En el microhilo de las relaciones sociales se generó el cambio macro. Y es allí donde, dolorosamente, se ve que sigue intacto. Porque un presidente como "Mugricio" solo puede durar mientras exista este divorcio de pensamiento entre lo social y lo individual. Allí es donde reinan las redes sociales. Y es allí donde el PRO da su guerra todos los días, tal vez porque sabe que todo otro medio de comunicación es susceptible de manipulación. Eso es lo que CFK no dice con su eslogan "¿Cómo estabas antes del 10 de diciembre de 2015?" Esta pregunta personal tiene una respuesta individual y única para cada uno. Que a la larga o a la corta todos nos contestaremos.
"Las venganzas de Beto Sánchez" es el verdadero Relatos Salvajes del cine nacional.